COMENTARIO DE LA OBRA “FOC II”
Andrés Cano
2007
La primera impresión que tuve al contemplar este cuadro fue de atracción, como cuando me encuentro en la casa del pueblo observando el fuego en la chimenea, lo que para mi lo convierte en un cuadro expresivamente efectivo, que consigue expresar la fuerza y el misterio del fuego.
Lluís ha logrado recrear el lenguaje de los grandes clásicos del barroco, realizando una obra actual que nos remite a lo más intrínseco al ser humano, su reencuentro en comunión con la naturaleza, lo que otorga a la obra un valor “casi” terapéutico, pues nos concilia con lo que somos, en un mundo altamente tecnificado en el que la naturaleza y sus elementos son solo noticia cuando desencadenan tragedias, y en la vida cotidiana solo contamos con ellos de forma funcional y operativa, desposeyendo a estos de su magia e influencia emocional.
Técnicamente la obra contiene una gran frescura y espontaneidad, en la que se aprecia la influencia del arte oriental y su concepción sobre la forma de pintar directa y veraz, y sobre la utilización de las cantidades justas y necesarias de pintura y la importancia expresiva de esta concepción en el resultado final. Es un pintor austero que tiene claro lo que quiere conseguir en cada obra.
De los pintores que conozco Lluís, al que considero un pintor clásico y actual a la vez, es el más heterodoxo, nunca puedo imaginar como serán sus nuevas obras que siempre me sorprenden con una creatividad que se sale de lo común y que sumando su portentosa técnica, posibilita sus inolvidables creaciones que rompen drásticamente con lo preestablecido, comercial y aburrido, que tanto abunda y es un reflejo de una sociedad artísticamente parada y convencional en la que la técnica expresiva está en crisis lo que más abunda es la repetición de fórmulas que se ponen de moda, lo absurdo y el “todo vale” que no aporta nada interesante a nuestras vidas (simples anécdotas superficiales).